Creo que a todos les ha sucedido, esos momentos donde uno debe tomar determinada opcion, determinacion de la cual tememos, de la cual, debido a la desesperacion, intentamos por todos los medios de no imaginar las futuras implicaciones; es asi que mediante un breve fragmento de nuestro querido Julio intentare reflejar lo que quiero transmitir, es aqui donde ubico exactamente esa determinacion, la duda, y el maldito contexto que siempre impone presencia.
Tomado del cuento Verano de la seleccion de cuentos titulada Octaedro, una de mis preferidas, espero les guste.
Mariano se vistio en silencio, bajo a la cocina; la nena dormia con el dedo en la boca, la puerta del salon estaba abierta. Zulma habia tenido razon, la nena habia abierto la puerta pero el caballo no habia entrado en la casa. A menos que si, lo penso encendiendo el primer cigarrillo y mirando el filo azul de las colinas, a menos que tambien en eso Zulma tuviera razon y que el caballo hubiera entrado en la casa, pero como saberlo si no habian escuchado, si todo estaba en orden, si el reloj seguiria midiendo la mañana y despues que Florencio viniera a buscar a la nena a lo mejor hacia las doce llegaria el cartero silbando desde lejos, dejandoles sobre la mesa del jardin las cartas que el o Zulma tomarian sin decir nada, un rato antes de decidir de comun acuerdo lo que convenia preparar para el almuerzo.
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