lunes, diciembre 18, 2006
Asi fue, siempre pensaba que habia estado alli, lo presentia, a veces mantenia esa solida impresion de que lo habia vivido. Eran de esos dias de pequeño, de viajes en invierno, de abuelos y mucho abrigo, debio haber sido el calor que senti esta tarde lo que hizo despertar en mi aquel momento. Es serio, esta vez no bromeo; siento que me sigues con esa intolerancia constante desde el momento que decidi contarlo, generalmente haces eso, gesticulas continuamente, miras fijo hacia mi menton, como si no me estuvieses escuchando. Igualmente eres la unica persona que creo que me conoce, por lo tanto, y a pesar de ello, proseguire.
Hablaba de invierno, preciadas vacaciones en las que uno solamente piensa lo mismo que el resto del año, cuando uno es pequeño piensa lo mismo sea la situacion que fuese; si, eso me pasaba, pero ademas estaba lleno de ilusion, ilusion que ocupaba lugar, demasiado lugar, desplazando el pensamiento monotono de un niño de seis años, creo que tenia seis años.
Eran años en los cuales el viaje no terminaba, de intento de dormir por parte de unos, de molestia constante por parte de otros; asi se pasaba, esa era la forma de disfrutar, y asi se disfrutaba.
Seguro que ni te debes acordar de ese momento, seguro piensas que son puros inventos, como aquel demonio esa ves que fuimos a Venado Tuerto, ¿ no recuerdas que me despediste?, ese momento fue unico, te hacias pequeña poco a poco, tu que eras la mas grande de todos retrocedias desplegando una mano y un reproche, llegando a transformarte en un punto lejano. Esta mañana tambien lo recorde, retome esa mano, el reproche y el punto lejano, inmovil que desaparecio en el momento que Martin me llamaba para terminar el maldito balance. No solo las tardes calurosas sirven para valorar buenos momentos, al contrario, creo que cualquier momento es bueno, esta experiencia lo acredita, pero una tarde calurosa se lleva los laureles en el afan de retomar la infancia.
Asi fue que camine desde Cordoba hasta Moreno, retomando, y consegui visiones fantasticas, decidi no parar de caminar, creyendo que si interrumpia mi paso, todo se caeria a pedazos, si hubiese parado no te estaria contando que lo vi a Luis, siempre con sus anteojos de marco grueso y cara de bonachon, que me llevaba de la mano cruzando la Plaza Colon, narrando historias de joven, de mama y de papa. Esta tarde una lagrima alivio el calor de mi rostro, pensando en el y en ti tambien, esa lagrima que se sentia afixiada ....
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